Los pueblos amerindios de las zonas bajas suelen ser descritos como técnicamente inferiores a las grandes civilizaciones precolombinas de los Andes.
No obstante, sus sociedades, rituales y creencias religiosas muestran una espiritualidad e imaginación mítica que recuerda los logros intelectuales más sofisticados de los incas y sus predecesores. En muchos aspectos, la diversidad de pueblos amazónicos vive en un mundo de mito y magia y existe una unidad subyacente en los mitos locales.
Grupos diferentes comparten problemas comunes que son tratados con una lógica también común. Poseen además un conocimiento muy profundo de plantas y animales, del clima, y una creencia permanente en los poderes transformadores del chamán.
Creado en un tiempo mítico, el universo amerindio puede ser duplicado en el diseño de una casa y en la forma del cuerpo humano. Es gobernado por espíritus poderosos cuyas acciones caprichosas sólo se ven amortiguadas cuando el chamán se enfrenta a ellos en trance, en forma de pájaro o jaguar espiritual.
El chamán suele ser la figura más importante de la sociedad. Como conservador de las tradiciones míticas de la tribu, sabe más mitos que cualquier otro, y es capaz de interpretarlos de manera más expresiva. En manos de los chamanes, los mitos son herramientas y armas poderosas, pues con ellos habla a los antepasados y llega a explica! cualquier aspecto de la vida y la muerte.