Mitos de Baal I

Los textos constituyen un ciclo interrelacionado de relatos; todos ellos ilustran la naturaleza y las actividades de Baal. Las tablillas no se han conservado bien; en especial, los comienzos y los finales se han perdido por lo general, lo que dificulta establecer la secuencia exacta de los acontecimientos narrados.

La diosa Anat toma un baño y se unge antes de bajar a la orilla del mar, donde desencadena un baño de sangre entre la gente. Cargada con las cabezas y las manos cortadas de sus víctimas, sedienta de más violencia, convierte los enseres de su hogar en un ejército. Al final, la sangre derramada le llegará a la altura de las rodillas. Después retorna a la normalidad y se lava con rocío y lluvia.

Mientras, Baal envía una embajada desde el monte Safon para pedirle que se reúna allí con él. Y se lamenta de ser el único dios que carece de casa y corte. Anat le promete ocuparse del asunto, y visita para ello a su padre El, que parece contestar con evasivas. Alguien le indica que vaya en busca de Kothar-Hasis, el inteligente constructor, que abandona Egipto para afrontar el encargo. Después de una conspiración contra Baal, El queda persuadido para ofrecer su palacio a Yam.

Baal tiene la premonición de que prontose va a encontrar entre las piedras de la corriente. Yam manda un mensaje a El para que le entregue a Baal, y aunque Baal se resiste es vencido. Yam intenta fijar su residencia en el palacio inconcluso, edificado originariamente para Baal. Sin embargo, es demasiado grande para él, y Kothar-Hasis es convocado para que construya otro palacio aún mayor para él. El dios constructor va a buscar a Baal, quese encoge bajo el asiento del Príncipe Yam , y le cuenta que ha llegado el momento de desafiar a Yam y reclamar su reino. Le entrega dos armas mágicas, que Baal emplea para vencer a Yam, y éste cae preso.

Baal parte con Anat para visitar a Astarté, la Señora Asherah del Mar, la esposa deportada de El, para convencer a El de que autorice la prosecución de los trabajos del palacio de Baal. Astarté, complacida por las ricas ofrendas que le presentan, da su conformidad para interceder ante El, que queda tan gratamente sorprendido por su visita que al final consiente la edificación del palacio. Se convoca a Kothar-Hasis, y Baal le pide que no construya ventanas en el palacio.