Keret

Este mito también figura en los fragmentos de tablillas escritas por Elimelek.

Keret, rey de Jubur, es profundamente desdichado. No sólo ha perdido a todos sus parientes masculinos, sino que ninguna de las nueve esposas con las que se casó consecutivamente vivió lo suficiente para darle hijos. En sueños, se le aparece el dios El y le explica qué hacer.

En primer lugar, tiene que sacrificar para él un toro en una torre y emprender después una campaña militar contra el reino vecino. Cuando el rey vencido pida la paz ofreciéndole tributos y un tesoro, debe rechazarlo todo y, en lugar de ello, exigir en matrimonio a su hija Hariya. Keret hace exactamente lo que le indican.

Recluta un ejército formidable, que incluye incluso a los hombres recién casados, y se pone en marcha. De camino, se detiene en un santuario de la diosa Astarté. Promete obsequiarla con el triple del peso de su esposa en oro si su misión se resuelve con éxito.

Todo va saliendo conforme a sus planes. Se casa con la hermosa Hariya, y todos los dioses acuden a los festejos nupciales. El vaticina que Hariya alumbrará a ocho hijos y ocho hijas. Pasado algún tiempo, cuando los 16 hijos ya han nacido, la diosa Astarté recuerda la promesa que hizo Keret, que no llegó a cumplirse nunca. Anuncia que lo hará enfermar y. le advierte que realice preparativos para su funeral; él instruye a su esposa para que disponga banquetes sacrificiales.

El pueblo ya empieza a lamentar su muerte inminente, pero él los despide a todos y pide a su hija más joven,cuya pasión es más firme, que llore por él. Mientras el rey está enfermo, toda la vegetación se seca. Los dioses convocan una asamblea para debatir el asunto y al fina El declara que creará una figura femenina capaz de ahuyentar la enfermedad. Da forma a una mujer alada, a la que llama Shatiqtu. Le da una flor y le colocaun amuleto entre los labios.

Esta vuela a la ciudad y sana a Keret lavándole el sudor y devolviéndole el apetito. Keret pide inmediatamente a su esposa que prepare un gran cordero. Al cabo de dos días, ya está lo suficientemente repuesto como para ocupar de nuevo el trono. Su hijo Yassub entra en la sala y lo conmina a que abdique en su favor.

El rey sólo tiene palabras de desdén para su hijo y llama al dios Horon para que le quiebre el cráneo. El texto presenta muchas lagunas a partir de aquí, pero es probable que Keret perdiera a todos sus hijos, a excepción de su hija más joven.