Los dioses más antiguos eran de la fertilidad o de la tierra, y se les obsequiaba con los primeros frutos y otras ofrendas. Se desarrollaron importantes rituales, anuales o estacionales, y algunas familias, casi siempre dirigentes, proporcionaban sacerdotes para mantenerlos.
En los imperios o esferas de influencia de la islas Tonga y Yap, estos rituales eran muy extensos y por lo general reunían a muchas gentes de la zona. Se desarrollaron cultos en torno a los dioses principales, vinculados seguramente con zonas comerciales y hegemonías dominantes. Algunos de los cultos polinésicos llegaron muy lejos. El de Ta'aroa (Tangaloa), más tarde sustituido por 'Oro, se extendía desde Raiatea por todos los archipiélagos de la Sociedad, Cook y Tuamotu, con su marae (altar) sagrado o lugar de encuentro, Taputa-puatea. El culto de Rongo se extendió desde Mangaia a difetentes partes de Polinesia, e incluso llegó a las islas Gilbert. El de Tañe, conocido en toda Polinesia oriental, se centró en Huahine, y seguramente se extendió desde allí, cuando un gran número de huahineanos zarparon hacia Tongatapu (invadida por los polinésicos orientales en el reinado de Tu'i Tonga Nui Tamatou) antes de embarcarse finalmente hacia Nueva Zelanda. El culto esotérico de Kiho o Io, sólo seguido por la casta sacerdotal en Polinesia oriental, ha provocado un sinfín de especulaciones.