Llevaré las nueve

Durante un sueño, Nasrudín se vio a sí mismo recibiendo monedas.

Cuando había nueve monedas de plata en su mano, el donante invisible no le dio más.

Nasrudín gritó:

—¡ Debo tener diez! —y esto lo dijo en voz tan alta. que se despertó.

Al ver que todo el dinero había desaparecido, cerró nuevamente sus ojos y murmuró:

—Está bien; entonces, devuélvemelas : acepto las nueve.