La majestad del mar

Majestuosamente, las olas golpeaban contra la 3 rocas y sus ondas de azul intenso estaban coronadas por blanquísima espuma. Al contemplar este espectáculo por vez primera, Nasrudín experimentó un momentáneo sobrecogimiento.

Luego se acercó a la orilla, tomó un poco de agua en el hueco de su mano y la probó.

—Caramba —dijo el Mulá—, pensar que es algo con tantas pretensiones y no vale la pena beberla.