Leyendas de China

El significado de los palillos de marfil

Hasta entonces el rey Chou había sido un hombre sencillo y relativamente parco, muy querido por un venerable anciano de nombre Chi. Pero cierto día, el monarca solicitó palillos de marfil. Cuando el anciano Chi se enteró del capricho del rey se preocupó hondamente. Le asaltó el temor de que en cuanto el rey dispusiera de los palillos de marfil, querría vasos de cuerno de rinoceronte y jade en lugar de loza y barro, y en vez de comer alimentos comunes, exigiría exóticos manjares, como cachorros de leopardo y cola de elefante, y en lugar de cubrir su cuerpo con telas comunes, haría traer los más lujosos brocados y las más preciadas telas, y en vez de habitar en una mansión, querría ostentosos palacios.

—Temo por el rey; temo por nuestro reino —se dijo cabizbajo el anciano.

Pasaron cinco años. El anciano era un poco más anciano. La actitud del monarca ya no era la de un lustro antes. Se había hecho construir palacios, se alimentaba con los manjares más exóticos, se emborrachaba con los mejores vinos y se entregaba sin freno a las más voluptuosas concubinas. Entre fastos y lujos perdió su reino.