RÓMULO Y LOS REYES DE ROMA

Página índice

Página anterior

LA LOBA Y LOS GEMELOS

Roma emplearía la imagen de Rómulo y Remo amamantados por la loba como símbolo de su creciente poder. A principios del siglo II a. C, cuando la influencia militar romana se extendió hacia oriente, se erigió un monumento que representaba a los gemelos en un lugar tan alejado de Roma como la isla griega de Quíos. En la propia ciudad, el emperador Augusto desplegaba con frecuencia la imagen de la loba y Rómulo y Remo junto a la de Eneas, y algunos romanos sugirieron que Augusto adoptase el nombre de Rómulo como título oficial, pero el destino quiso que fuera el último emperador, Rómulo Augústulo, quien lo hiciera. Este mosaico, de la Britanía romana, ilustra el poder simbólico de la imagen de la loba.

El rapto de las sabinas, friso de la Basílica Emilia del Foro romano. En otra parte del friso (finales del siglo I a. C.) aparece el castigo de Tarpeya.

El nombre de la ciudad de Roma deriva de Rómulo, su legendario fundador. El y su hermano gemelo Remo eran hijos de Rea Silvia, una mujer del linaje real de Alba Longa, y del dios Marte, que la sedujo en una gruta sagrada en la que Rea buscaba agua. Cuando el tío de ésta, Amulio, observó su misteriosa preñez, la encarceló, y en cuanto nacieron los niños la obligó a que los abandonara a orillas del Tíber para que muriesen.

Encontró a los gemelos una loba, que los amamantó hasta que los descubrió un pastor, Fáustulo, que los crió como a sus propios hijos. Al crecer, Rómulo y Remo se dedicaron al robo, y en una ocasión atacaron a unos pastores de Amulio que apacentaban sus rebaños en la colina Aventina (parte de la futura Roma). Capturaron a Remo y lo llevaron ante Amulio, y Fáustulo eligió aquel momento para explicarle a Rómulo las circunstancias de su nacimiento (según cierta versión, había presenciado el abandono). Tras oír la historia, Rómulo fue a rescatar a Remo, asesinó a Amulio y asignó el trono vacante de Alba Longa a su abuelo, Numitor.

Rómulo y Remo decidieron fundar su propia ciudad en el lugar en el que los había recogido la loba, pero entre ambos surgió una disputa sobre la localización exacta. Rómulo, que había recibido una señal de los dioses, empezó a marcar los límites en el punto elegido, en la colina Palatina, pero Remo saltó sobre el foso (el pomerium original) como para demostrar la debilidad de sus defensas. Al ver semejante sacrilegio, Rómulo lo mató y pasó a ser el único rey de la nueva ciudad.

Su problema más inmediato radicaba en la mano de obra: tenía que poblar Roma. Para ello estableció un refugio en el que podían residir delincuentes y proscritos de toda Italia en calidad de primeros ciudadanos, y para encontrar suficientes mujeres recurrió a una estratagema. Invitó a las gentes de los alrededores -las tribus sabinas- a celebrar una fiesta religiosa conjunta, y en mitad de los actos dio una señal a sus hombres para que raptasen a las mujeres en edad de contraer matrimonio.

En respuesta, Tito Tacio, rey de los sabinos, reunió a su ejército e invadió el territorio romano. Tras diversos enfrentamientos, en el transcurso de los cuales los sabinos penetraron las defensas romanas de la colina Capitolina, las sabinas, ya esposas romanas, decidieron intervenir y rogaron a sus padres y maridos que cesaran las hostilidades. Se hizo la paz y los dos pueblos se unieron. Tito Tacio reinó conjuntamente con Rómulo hasta su muerte, acaecida poco después de la guerra. A continuación, Rómulo quedó al frente de toda la comunidad y reinó treinta y tres años más, en calidad de primer rey de Roma.

Página siguiente