LA CIUDAD DE ROMA

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Los habitantes del imperio consideraban a Roma ciudad sagrada y demarcada por unos límites igualmente sagrados, el pomerium. Según la tradición, en el interior de este espacio religioso se desarrollaron muchos de los acontecimientos del pasado de Roma, cuya localización exacta aún se «conocía» y conmemoraba en los primeros siglos de nuestra era. Muchos, de;, estos episodios formaban parte del mito del fundador de la ciudad} Rómulo. La gruta, del Lupercal, en la que la loba amamantó a Rómulo y Remó se identificaba con una cueva situada en la ladera de- la colina, Palatina, en la que se presentaban ofrendas rituales.

En la misma colina se conservó durante toda la historia de la ciudad una choza de madera en la que supuestamente vivió el propio Rómulo, y a pesar de las diversas ampliaciones, volvió a reducirse el pomerium al surco que Rómulo trazó con un arado; alrededor de la nueva ciudad. Un pequeño estanque del Foro llamado Lacus Curius señala el lugar en el que el joven Curdo, guerrero sabino, cayó del caballo y estuvo a punto de ahogarse en las guerras entre su pueblo y Rómulo. En este y otros ejemplos, la ciudad de Roma sirvió como continuo recuerdo de la tradición mítica.

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