TEOGONÍA: EL GÉNESIS DE LOS GRIEGOS

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Hesíodo, en su Teogonía, especie de génesis griego, trazó el cuadro de la familia de los Olímpicos:

«Antes que nada existió el Caos; después, la Tierra, de extensa superficie, que se mantiene inmóvil en ra todos sus moradores; el tenebroso Tártaro, en las profundidades de la tierra inmensa, y el Amor, el más hermoso de los Inmortales, que reina igual sobre los hombres que sobre los dioses, enternece las almas, cambia los corazones y triunfa de las decisiones más sabias.

Del Caos nacieron el Erebo y la Noche, la cual, fecundada por las caricias de aquél, engendró el Éter y el Día. La Tierra produjo primeramente a Urano, el Cielo estrellado, igual a ella en inmensidad, a fin de que la cubriera del todo y fuera morada eterna de las deidades y de los hombres bienaventurados.

Después produjo las grandes montañas, moradas de las deliciosas Ninfas. También dió a luz, sin disfrutar de las delicias dél amor, al Ponto, de turbulentas olas; y habiendo compartido el lecho con Urano, nacieron de está unión Océano—que habita los abismos profundos—, Ceos, Creas, Hiperión y Japet, Teya y Rea, Temis y Nemosina, Febea—que ciñe la corona de oro—y la amable Teta Después puso también sobre el mundo al astuto Cronos (Saturno), el más terrible de sus hijos, que llegó a ser enemigo irreconciliable de su padre.

Por último, dió a luz a los cíclopes Brontes («el Trueno»), Esteropes («el Rayo») y Argés («el Relámpago»), que fueron como los ministros de las altas potencias, y a los Titanes y Centimanos, que reinaron, unos bajo la tierra y otros en las profundidades del Océano.»

Con una guadaña de bronce que forjó la Tierra, Saturno mutiló a su padre para que no pudiera engendrar más; pero la sangre de Urano era una fuente de vida que produjo otros dioses: los Gigantes, las Erinias y la graciosa Afrodita.

En el primer Olimpo, como en la tierra de los antiguos días, reinaba la violencia. Saturno mutiló a su padre, pero su hermano Titán le obligó a que devorase a sus propios hijos, Poseidón y Hades, para, por este medio, sucederle él. Réa, esposa de Saturno, salva a Zeus y devuelve la vida a Poseidón y Hades. Zeus, ayudado por los Titanes, destrona a su padre Saturno. Para conservar el trono, Zeus ha de luchar y vencer a sus antiguos aliados en imponentes combates. La tierra tiembla y se agrieta.. El Océano muge y lanza sus olas como trallazos terribles. Los Titanes se despeñan desde el Olimpo. Uno de éstos, Atlas. es condenado a llevar perpetuamente sobre sus espaldas el Cielo, en el que residen sus vencedores.