LA IRA DE ARTEMISA

Página índice

Página anterior

Como Atenea, Artemisa era virgen, y si la veían los mortales o alguien impedía que preservase su castidad se cobraba una terrible venganza.

Acteón, que era cazador, se perdió en los bosques y fue a parar inadvertidamente al estanque en el que se bañaba Artemisa, quien se enfureció porque la hubiera visto desnuda y transformó a Acteón en ciervo. Sus propios perros lo acosaron y lo despedazaron.

Calisto era una de las ninfas que servían a Artemisa. Una noche dormía sola, agotada tras la caza, y Zeus la violó. Calisto trató de ocultarle a Artemisa que había perdido su virginidad, pero al cabo de unos meses la diosa vio que estaba embarazada mientras se bañaban. Encolerizada, expulsó a Calisto, dejándola expuesta a los celos de Hera. Cuando la ninfa dio a luz a Arcas, Hera descubrió la infidelidad de su marido, Zeus, y transformó a Calisto en osa. Arcas la mató con una flecha y se convirtió en la constelación Ursa Major, la Osa Mayor.

Níobe, esposa de Anfión, rey de Tebas, era hija, de Tántalo y nieta del Titán Atlas. Tuvo siete hijos y siete hijas (los Nióbides) y se jactaba de ser mucho más afortunada que Leto, madre de Artemisa y Apolo, que sólo tenía dos hijos. Enfurecida, Leto envió a sus hijos a que castigaran a Níobe: Artemisa mató con sus flechas a las siete muchachas y Apolo a los siete muchachos.

Orión, gran cazador, intentó violar a Artemisa, quien produjo un escorpión de la tierra que mató a Orión y a su perro. Después, Orión se transformó en constelación y su perro en la estrella Sirio.

Página siguiente