PANTEÓN GALO

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Según Pierret, el Panteón galo era el siguiente:

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Ampliando este esquema, cabe señalar que había en la Galia bosques sagrados de encinas, que servían de templos, «cuyos espíritus» eran objeto de culto. Tal Abnoba, (la Selva Negra) y Arduinna (el de las Ardenas). La encina llegó a ser como el Júpiter de los galos. Y en los Pirineos fue adorado el Marte Buvenus, es decir, el boj, identificado, no se sabe por qué, con el Ares helénico.

También los animales fueron adorados por los gatos. Muchas tribus, ciudades e individuos llevaron nombres de bestias: así los Taurisu (gentes del toro), los Brannovices (las del cuervo), los Eburones (las del jabalí), Lugdununi (la colina del cuervo), Tarvisiurn (ciudad del toro). Artogenos (el descendiente del oso).

Se tienen noticias de una diosa Epona(yegua), y de Rudiobus (dios garañón).

Se han encontrado en varia excavaciones toros de tres cuernos —por ende, sobrenaturales—y un jabalí de bronce con tres colmillos

Todavía en el siglo I después de Cristo, en un altar en que está representados los doce dioses del Panteón romano, aparece esculpida una serpiente con cabeza de carnero, que debe de ser el gran dios galo. Los druidas auguraban que los galos tenían por primer ascendiente común un dios infernal o nocturno, al que César llama Dis Pater; dios al que numerosas imágenes represente cubierto con una piel de lobo un mazo de mango largo. Este dios era Sucellus, que significa «el que pega fuerte». La piel indica que originariamente era un lobo.

Bel o Beleno, el dios sol, formaba la trinidad con Teautes o Tet (dios de la inteligencia y de las batallas) y con Taran (dios del rayo y del fuego, principio del Mal tal vez por oposición a Teautés principio del Bien). De Beleno nació Mann, el primer hombre.

Kirck era la deidad de las ten gestadas, o el huracán personi cado; con él recibían las adorad nes los genios cíe los ríos, de It montañas y de las selvas. Ogha. era el dios de la elocuencia, a quid se representaba en doradas cad nas que, saliendo de la boca, s jetaban o sus adoradores. Onua o Kenia era la diosa. Tierra. Bel sana fue asimilada con Minerva ella enseñó a los celtas la cultor y el uso de las aguas termal Tarvos-Trigaranos — representapor un toro de bronce — era la deidad pronosticadora. Kermmo era llamado el dios de la caza, y Buljane, la deidad tutelar de los Nanettes. Pikolo, dios de los mue,rtos, hacía acto de presencia cada vez que Dis, el Plutón galo. exigía una víctima. La diosa Esterela remediaba la esterilidad de las mujeres. Andaté era la clima de la victoria. De otras muchas divinidades galas no son conocidas sino por los nombres; así, Segomon, Belatucardo. Granno, Maguno—identificado con Apolo—, Sirona, Latobio, Visucio, Dulovio.

La conquista romana, no sólo introdujo en la Galia el culto de los dioses greco-latinos, sino que dió, a los nacionales los nombres y los atributos de aquéllos. En muchas partes, el nombre céltico, asociado al de la divinidad latina considerada como su correspondiente, fue poco a poco olvidándose y quedó solamente el último.