TESOROS DE LOS DIOSES

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Los dioses poseían tesoros especiales elaborados por enanos, los artesanos más hábiles del mundo mítico. Odín tenía una lanza infalible, Gungnir, así como un anillo de oro, Draupnir, del que salían cada nueve noches ocho anillos de igual peso y valor. Freyr poseía un barco, Skidbladnir, que siempre tenía buen viento cuando levaba velas, pero que se podía plegar y guardar en el bolsillo cuando no se utilizaba, así como un jabalí de oro que corría por el cielo y por el mar más rápido que cualquier caballo y que iluminaba la noche con sus cerdas.

El tesoro más preciado pertenecía a Thor: era su martillo, Mjollnit, cuyo golpe jamás fallaba, que siempre acertaba al ser lanzado y volvía siempre a su mano. Los dioses confiaban mucho en el martillo y consideraban que era su mejor tesoro, por la protección que les prestaba frente a los gigantes. Las propiedades de Mjollnir eran tan especiales que no se usaban sólo para la protección física, pues también podía ponerse sobre los objetos para bendecirlos, como en el caso del barco fúnebre de Balder; y al ponerlo sobre los huesos de dos cabras de Thor éstas volvieron a la vida tras haber sido matadas y comidas.

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