FINN Y EL SALMÓN DEL CONOCIMIENTO

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El eo fis, el Salmón del Conocimiento, adquirió su sabiduría sobrenatural al comer los frutos de tres avellanos que cayeron al Manantial de Seghais, el arroyo del Otro Mundo en el que vivía, y emitir burbujas de inspiración divina. Se considera este manantial fuente de los dos grandes ríos de Irlanda, el Boyne y el Shannon, y Linn Feic, una charca del Boyne, aparece como una de las moradas del salmón.

Cuando Finn era muchacho (y entonces no se llamaba Finn, sino Demhne) fue a educarse con Finn el Poeta, a quien se considera emanación de la sabiduría atemporal del río Boyne. Finn el Poeta llevaba siete años esperando al Salmón de Linn Feic, porque, según la profecía, al comerlo obtendría conocimientos ilimitados. Capturó el salmón y se lo dio a Demhne para que lo cocinase, pero le advirtió que no se lo comiese. Cuando el muchacho le presentó a Finn el pez cocinado, le dijo que no lo había probado siquiera pero que se había quemado el pulgar al tocarlo y se lo había llevado a la boca. El poeta replicó que a partir de entonces debía llamarse Finn y que era él a quien se le había concedido que comiese el salmón. El muchacho así lo hizo y aprendió las tres habilidades del poeta: «conocimiento que ilumina», «masticar la médula» y «encantamiento de las puntas» (probablemente las yemas de los dedos). Desde entonces, siempre que el héroe se metía el pulgar en la boca y cantaba «Masticar la médula» (quizá carne cruda o prohibida) se le revelaba cualquier cosa que no conociese.

Según otra versión, que siguen los cuentos populares modernos, Finn recibió el don de la profecía de una forma similar. Le piden que cocine el salmón, que debe prepararse con la piel intacta, pero ve una ampolla y Finn la aprieta, quemándose el dedo. Se lo mete en la boca para aliviar el dolor y descubre el don de la profecía.

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