YIN Y YANG

Yang, que en un principio significaba sol o luz, y Yin, sombra u oscuridad, se consideraban las dos fuerzas cósmicas interdependientes que producían los fenómenos del universo. Yang representa lo masculino, la actividad, el calor, la sequedad, la dureza, etcétera; y Yin lo femenino, la pasividad, el frío, la humedad y la blandura.

En un plano más filosófico, Yin y Yang son complementarios y recíprocamente dependientes. El redondel de laca rojo lleva el símbolo de Yin y Yang, rodeado por los ocho símbolos que se emplean en la adivinación.

La muerte de Caos

Entre las mejores fuentes de la antigua mitología china se encuentran los relatos de las obras de los filósofos clásicos. Un buen ejemplo sería una narración breve pero muy conocida sobre la creación, con la muerte de Caos, que aparece en el Zhuangzi, escrito por un erudito taoísta del mismo nombre alrededor del siglo IV a. C. El mito presenta los dos principios de influencia recíproca del universo primordial y el caos que se extiende entre ambos en la forma antropomórfica de tres emperadores.

Shu, emperador del mar del Norte, y Hu, emperador del mar del Sur, se reunían con frecuencia en el territorio de Hun Dun («Caos»), emperador del Centro, que les brindaba su hospitalidad. Un día, Shu y Hu discutieron cómo pagar la amabilidad de Hun Dun. Observaron que ambos tenían siete orificios corporales que les permitían ver, oír, comer y demás, mientras que Hun Dun no tenía ninguno.

Los dos emperadores decidieron mostrar su gratitud a Hun Dun abriendo unos agujeros en su cuerpo con taladros, a un ritmo de uno por día. Al cabo de siete días terminaron el trabajo pero, por desgracia, Hun Dun murió mientras lo hacían, y en el mismo momento en que murió Caos cobró vida el mundo ordenado.