Manuela Sáenz

Nació: en Quito, Ecuador, el 27 de diciembre de 1797. Falleció: en Paita, Perú, el 23 de noviembre de 1856.

Manuela Sáenz fue una patriota y heroína de la independencia de América del Sur; compañera sentimental de Simón Bolívar.

Fue testigo de una ciudad colonial que muy pronto se convertiría en escenario de lucha entre patriotas y realistas. Era hija natural de Simón Sáenz y de María Joaquina de Aizpuru. En ese contexto la política y la conspiración eran moneda corriente. Admiró a doña Manuela Cañizares cuando se enteró de que los conspiradores se reunían en su casa. Excelente amazona y anfitriona, su familia la casó -en contra de su deseo- con James Thorne. Sus grandes amores fueron Bolívar y la independencia de América.

En el año 1820, cuando José de San Martín avanzaba hacia Perú, los limeños comenzaban a conspirar. Manuelita se convertía en una de las principales activistas. Organizaba reuniones clandestinas que hacía pasar por fiestas sociales. También fue espía y participó en las negociaciones con el batallón de Numancia. Cuando Perú fue libre, en 1922, fue condecorada «Caballeresa del sol, al patriotismo de las más sensibles». Se marchó a Quito con su padre y continuó con su actividad revolucionaria. El 16 de junio de 1822, Simón Bolívar entró en la ciudad y fueron formalmente presentados. Ella escribió en su diario: «Cuando se acercaba al paso de nuestro balcón, tomé la corona de rosas y ramitas de laureles y la arrojé para que cayera al frente del caballo de S. E.; pero con tal suerte que fue a parar con toda la fuerza de la caída, a la casaca, justo en el pecho de S. E. Me ruboricé de la vergüenza, pues el Libertador alzó su mirada y me descubrió aún con los brazos estirados en tal acto; pero S. E. se sonrió y me hizo un saludo con el sombrero pavonado que traía a la mano». Fueron amantes desde entonces. Los compromisos libertadores de Bolívar hacían que estuvieran juntos cuando coincidían que Manuelita conspirara para la libertad americana cuando lo tenía lejos, como sus largas jornadas dedicadas a la independencia ecuatoriana. Bolívar le regaló un uniforme con el que ella se vestía si tenía que pasar a la acción.

Fue nombrada por Bolívar miembro del Estado Mayor del Ejército Libertador. Peleó en la batalla de Ayacucho y fue heroína de la misma. Luego marchó a Bogotá junto con su amante, una vez aprobada la Constitución de las nuevas naciones.

Vestía de soldado durante el día, patrullaba la Gran Colombia, cuidaba las espaldas de Bolívar y llevaba sus archivos. El 25 de septiembre de 1828 lo salvó de un atentado, enfrentándose a los conspiradores mientras el libertador lograba escapar. Desde entonces se la conoció como «La Libertadora del Libertador». En 1830 Bolívar tuvo que huir a Santa Marta; hacía ocho años que estaban Juntos. Siete meses después, una carta de Peroux de Lacroix le informaba que su amado había muerto. Entonces decidió suicidarse y en Guadas se hizo morder por una serpiente, pero la salvaron los lugareños.

Quedó expuesta a ataques tras la muerte de Bolívar, a los que contestó escribiendo el folleto «La Torre de Babel», por el que se la arrestó. En 1834 le tocaría el destierro. Se radicó en el puerto de Paita donde vendía tabaco y dulces y tejidos hechos por ella. Bautizaba a los niños del pueblo a condición de que tuvieran por nombre Simón o Simona. Atraídos por su figura se acercaban visitantes como en una procesión: Simón Rodríguez, Hermann Melville, Giuseppe Garibaldi -que la acompañó en el momento de su muerte- fueron algunos. Murió de difteria a los cincuenta y nueve años.

Reconocimientos de América

Tardíamente reconocida por la historia, Manuela Sáenz es ahora el nombre con que se designan calles y barrios de Ecuador, Argentina, Venezuela y Colombia. En 2007 le dieron el grado de Generala de Honor de la República de Ecuador y en 2010 el de Generala del Ejército Nacional Bolivariano. En Argentina su busto integra el parque Mujeres Argentinas. Sus restos simbólicos yacen junto a los de Bolívar, unidos hasta en la muerte.