Las Hermanas Bronte

Nacieron: en Yorkshire, Inglaterra. Fallecieron: en el mismo lugar.

Las Hermanas Bronte las hermanas Bronte fueron tres singulares escritoras que vivieron en un pueblo remoto, imaginando historias maravillosas llenas de brillo y tinieblas.

Las Bronte fueron en su época tres solteronas anodinas, pero el tiempo reveló que anidaba en cada una de ellas un verdadero portento. Vivieron aisladas, huérfanas de madre y al cuidado de un padre muy severo que, sin embargo, las alentó a leer y a debatir acerca de temas diversos y jamás opuso resistencia a su afición a la literatura. En medio de los sinsabores que les deparó esa vida austera, las Bronte encontraron refugio en su imaginación y escribieron novelas colosales que las sobrevivieron hasta convertirlas en leyenda.

Charlotte nació el 21 de abril de 1816 y falleció el 31 de marzo de 1855; Emily, el 30 de julio de 1818 y el 19 de diciembre de 1848, respectivamente; Anne, el 17 de enero de 1820 y el 28 de mayo de 1849, también respectivamente. Vivieron como tres doncellas vírgenes y crearon una obra magnífica. Eran hijas de un pastor protestante del norte de Inglaterra. La madre había alumbrado a un hijo por año (eran cinco mujeres y un varón); y tras el último parto murió de cáncer dejando a los pequeños al cuidado de un padre conservador y no atento a las necesidades de sus hijas mujeres, que se educaron en internados de beneficencia y trabajaron tan pronto les resultó posible. El varón, en cambio, recibió cuidados extremos.

Patrick Bronte, el padre, escribía y publicaba poemas religiosos y artículos políticos y educativos. Se dice que era un hombre autoritario, pero estimuló en sus hijas la lectura y el amor por los libros, y este fue el germen de la vocación literaria de las tres que sobrevivieron (dos de las cinco, Elisabeth y María murieron cuando tenían respectivamente diez y once años). Además, el hecho de que la familia viviera relativamente aislada hizo que las Bronte construyeran un universo de ensueños, del que nutrió su ficción.

Las Bronte vivieron en sus reinos imaginarios. Sólo Charlotte mantuvo una breve interacción con la realidad cuando se enamoró de un hombre casado que fue el blanco de su obsesiva y nunca correspondida pasión. Emily, en cambio, nunca estuvo enamorada. Fantaseaba de la noche a la mañana, como apenas comía y manifestaba un nivel de auto exigencia feroz, algunos críticos han visto en su comportamiento indicios de anorexia. Las tres eran muy inteligentes, ninguna demasiado agraciada y no contaban con un centavo de dote. Eso significaba estar impedidas para la vida matrimonial y condenadas al mal pagado e ingrato oficio de maestra o institutriz. Empleos en los que ellas se ejercitaron bastante tiempo. Pero tenían claro que, aunque las mujeres de la época en general no tuvieran la mínima chanco de dedicarse a la literatura, ellas querían escribir. Gracias a su falta de contacto social el contexto no las disuadió, por lo que al cabo se dedicaron a la escritura a tiempo completo. Y se auto editaron con seudónimos masculinos. Sus novelas tuvieron un impacto inmediato pero nadie conocía la identidad de las autoras por entonces. Sólo después de que Emily y Anne murieron, pues contrajeron tuberculosis al igual que su hermano, Charlotte reveló públicamente que ella era la responsable de al menos una de esas novelas y continuó escribiendo. Al cabo se casó con un joven pastor que colaboraba con su padre, pero murió luego de contraer una extraña enfermedad que afectó su estómago.

El hermano

Branwell Bronte era el único de los hermanos que estaba socialmente en condiciones de plantearse una carrera artística. Había sido mimado y educado con esmero, y se esperaba que él fuese el gran escritor. Sin embargo, era un joven arrogante, egocéntrico y eminentemente autodestructivo, que hizo de su vida poco y nada aparte de consumir alcohol y opio y de disfrutar de la lectura, como sus hermanas.