George Sand

Nació: en París, Francia, el 1º de julio de 1804. Falleció: en Nohant, Francia, el 8 de junio de 1876.

George Sand fue una escritora moderna y audaz del siglo XIX que se consagró artísticamente usando seudónimo masculino.

Esta mujer arrolladora se vestía con levita, chaleco, corbata y sombrero, se hacía llamar como un hombre, escribía construyendo alter egos masculinos y conquistaba amantes y lectores a mansalva desplegando autonomía y sensualidad. Fue tan radical en su modo que provocó más de un escándalo entre las gentes pacatas, pero gracias a la época en la que vivió y a su personalidad romántica pudo estar cerca de sus pares -artistas e intelectuales progresistas-, y contar con su apoyo. Jamás claudicó, pese a enfrentarse a dificultades constantes.

Nació en un periodo que propició el cambio y alentó a los espíritus libres. Ser romántico era buscar de manera incesante anteponiendo la voluntad de ser a la norma, premisa que Sand siguió al pie de la letra. Llegó al mundo en la primera década del siglo XIX, fruto del encuentro entre un hombre que descendía de un duque y una mujer que era prostituta entre los soldados y que conoció al señor Sand ejerciendo este oficio. George Aurore Dupin por entonces, fue concebida rápidamente y pese a la resistencia de la rama aristocrática de la familia, la pareja se casó antes del parto. Tras lo cual compartieron cinco años hasta que el padre murió en un accidente y la madre aceptó el trato que le propuso su suegra: ella cuidaría de la pequeña Aurore y le daría a cambio una pensión de por vida, bajo condición de que se marchara. Trato que la madre encontró conveniente y aceptó.

De modo que Aurore creció en la mansión paterna alternando lecturas solitarias en la inmensa biblioteca con estimulantes paseos a caballo y cuando su abuela murió heredó la fortuna familiar. Tenía apenas diecisiete años y fue entonces cuando la madre reaccionó oportunamente reclamando la tutela de la hija, para huir de lo cual Aurore se casó al año siguiente con un barón de carácter soporífero con el que tuvo un hijo y su primera crisis de spleen. Luego de dar a luz a su segunda hija se fue a vivir a París, entrando en pleitos con el marido que finalmente se quedó con los hijos y la mansión.

Al llegar a la capital comienza la leyenda: Aurore colabora en periódicos para subsistir, se viste de hombre alegando que es menos costoso y se rodea de artistas y activistas, con los que comparte tertulias políticas y literarias. En ese medio conoce a Jules Sandeau, un joven con el que escribe su primera novela, Rosa y blanco. Al romper con Jules escribeIndiana, y comienza a usar el seudónimo que la hizo mundialmente famosa, George Sand, nombre con el que en adelante la llamarán hijos, amantes y demás allegados. Muchas mujeres se valieron de este recurso para poder publicar y para ganar lectores, sorteando los prejuicios de ese tiempo. Por otro lado, si bien George Sand no quería convertirse en varón, está claro que no era una mujer convencional ni encajaba en el estereotipo femenino. Era una persona íntegra, apasionada y valiente, y así como su obra está impregnada de sus ansias de libertad, su vida no es menos intensa: mantuvo relaciones tumultuosas con el poeta Alfred de Musset, con el revolucionario Luis Michel, con el pianista Frédéric Chopin -que se enamoró de su hija- y con quien fue su amor más amable, Alexandre Manceau, un grabador de la edad de su hijo que murió tuberculoso. Esto representó para Sand una enorme pérdida. No obstante, siguió escribiendo y enamorándose hasta su muerte, a los setenta y dos años.

Poder hablar

Firmar como varón fue habitual en el siglo XIX. Las mujeres intelectuales no estaban bien vistas y detrás del sobrenombre las escritoras protegían su prestigio. Por eso Aurore Dupin se hizo llamar George Sand, y aunque con su fama trascendió su verdadera identidad siguió escribiendo desde un punto de vista masculino, para poder decir aquello que en boca de una mujer resultaría inverosímil según los estereotipos de aquella época.