MITOLOGIA JAPONESA

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«Según un escritor competente. dé diez japoneses instruidos, nueve, interrogados acerca de la antigua religión nacional, llamada Sinto («el camino»), responden que consiste en el culto de los .antepasados. Históricamente, no es exacto. Aun cuando los libros sagrados del Sinto no se remontan más allá del siglo VIII de la Era cristiana, dan fe que el fondo de la religión es animista y naturalista, con supervivencias de totemismo. El Sinto enumera millares de espíritus o de dioses, entre los cuales se distingue la diosa de la Tierra alimentadora. la diosa solar, el dios lunar, el dios del fuego; el del Cielo, tan importante en China, es desconocido. El sol es femenino en el Japón, en tanto es masculino en China; esta diferencia es digna de atención, cuando se piensa en el papel considerable que las mujeres desempeñaban en el Japón antiguo. Viejos libros chinos le llaman «el país de las reinas»; reinas hubo entre los primeros mikados. Muchos animales, como el caballo albino, el zorro, el perla, la rata, el gallo, han seguido siendo atributos de las divinidades. El de a diosa solar es un pájaro; de ella creen descender los mikados. Se ven también árboles sagrados.

Otro elemento esencial del Panteón sido son los héroes, los hombres divinizados por haber merecido el agradecimiento público. Son, si puede decirse, los antepasados de elección, los antepasados son todos venerados, pero mucho menos que en China y sin molestia para los vivos.»

La Rivobo Sintoo fue la religión dominante en el Japón. Según ella, Amida (un Buda adulterado), es el supremo rey del Universo, ser soberano, inmutable, insensible, salvádor de los hombres, por los qué intercede ante Jemma o Jemao sombrío monarca de Disigik o infierno. Amida, que abre las puertas de su paraíso (Gokurak) a sus devotos, dió cinco mandamientos: Se-Seo, no matar ; Tso-To, no hurtar; Ziaun, ser casto; Mogo, no mentir; Onciú, no beber licores fuertes. Guanon, hijo de Amida, era el dios de los ritos; Kanao, otro hijo da Amida, era rey de las aguas, de los peces y criador del sol y de la luna, y se le representaba saliendo de las fauces de, un monstruo marino; Xikuani era el amor-himeneo, protegía también a los niños y a la gente joven; Jene era la divinidad que reinaba en las almas de los casados y ancianos, y era representada con cuatro caras y otros tantos brazas; Tositoku, protector de 1os mercaderes, quienes le invocaba al comenzar el año; el kami Topa presidía las tempestades, y surca volando, el etéreo espacio con yelmo en la cabeza y una clava en 1a mano, y cuando ruge el trueno, señal de su cólera, los sacerdote para aplacarlo, cúbrense la cabeza con cierto follaje sagrado, al cual el rayo no llega jamás, y le ofrecen peces; Miristin, dios de la guerra; Miroku, dios de la riqueza; Suva, dios de la caza; Gotsitemo o Givon, dios que protege contra las enfermedades, caídas y malos encuentros. Daibot, una de las veneradas diosas, es representada en figura de mujer sentada a usanza oriental, con las orejas muy largas, los cabellos largos y crespos saliendo rayos de oro de su cabeza y brotando una llama de su frente. Guardador y custodio de la fe jurada es Fu-Do; Isum, divinidad d horrible y espantoso aspecto, era guía de las almas, en las regiones subterráneas, donde debían ser purificadas por el fuego; Toranga ascendió al trono japonés después de emancipar al país de un tirano de ocho brazos.

Numerosos son, en la mitología japonesa, los dioses secundarios y los héroes. Entre los más venerados están: Isanagi, el Adán japonés, y su esposa, la bella, Isanami; Dai-Mono-Gini, deidad sidérea, a la que estaba dedicado el mes de julio; Perun, el justo salvado del Diluvio universal, que ha de volver a la tierra llegado el fin de los tiempos; Fanna, célebre por su santidad, representado encima de una flor llamada Torata, llevando en la cabeza una concha llena de arroz; Inga, protector de las cosechas; Ten-Ka-Dai, divinidad Profética..

Los Arhans eran genios bienhechores; los Gonghems, espíritus celestes en forma humana; los Dirzoo, los Futoo, intermediarios entre los hombres y los dioses.

Pero igualmente aparecen adorados en la mitología japonesa varios animales fantásticos: el Koma-Inu. mitad perro y mitad león; el Pria, dragón de seis garras; el Taki-Maki, dragón espantoso que habitaba en el fondo del mar, y cuya cólera producía el temido tifón; el Moolki, tortuga con cabeza de perro e inmensa cola a la que van adheridos algas y musgo marino.