EL RESPETO AL ALMA DE LOS ANIMALES

Los mitos y las historias orales de los pueblos árticos acentúan sobre todo las relaciones espirituales entre los seres humanos y los animales. Los animales son los principales suministradores de alimentos, por lo que su caza y el subsiguiente tratamiento de sus productos están relacionados con complejos rituales. Entre los nenets, los chukchi y los evenk de Siberia los renos, osos, lobos y zorros son personajes animales dominantes en mitos y leyendas; mientras que los mitos inuit giran en torno a focas, ballenas, morsas y peces como la umbra ártica.

Para los pueblos árticos los animales son seres espirituales dotados de alma. En cuanto tal, tratarlos mal supone un peligro para los seres humanos. Las preocupaciones cotidianas y ambivalentes de los pueblos cazadores del Ártico son su esperanza de disponer de buena caza y de abundancia y al mismo tiempo su temor al hambre y a la mala suerte. Para asegurarse una buena caza han de adoptar medidas muy concretas, y los mitos explican cómo hay que propiciar y respetar al animal para evitar la venganza de su alma. En la región ártica domina la creencia fundamental de que los animales tienen un amo o guardián que sólo los deja al cuidado de las personas cuando éstas los tratan con respeto y cortesía. El mito inuit de la Mujer del Mar (Sedna o Nuliayuk) refleja la creencia en la unidad de todo lo que vive, simbolizando al tiempo las tensiones entre los mundos humano y animal, entre los cuales Sedna actúa como mediadora.

El zorro ártico se caza por su piel, si bien también merece el respeto de los pueblos árticos, pues consideran que tiene alma.