OJO DE AGUILA Y EL BÚFALO BLANCO

Arizona. Tradición hopi

Es una de las esencias de la cultura india y una de las bases de su espiritualidad. Entre las tribus sioux existe la leyenda del «Búfalo Blanco», que les entregó a los indios la pipa sagrada. Elevado a la categoría de un dios, se le atribuían poderes como la fuerza y espíritu de supervivencia, especialmente apreciado por las tribus de las llanuras.

Ojo de Águila era un intrépido niño piel roja que quería ser mayor para poder cazar, pero esta actividad estaba encomendada a los mayores de edad, entrenados por un cazador con experiencia durante más de seis lunas. El ayudaba a su madre y sus hermanos curtiendo las pieles o salándolas para su conservación. Pero también sabía distinguir las diferentes huellas de animales, las voces de apareamiento y fue entrenado en el uso del arco.

Pese a esto, los cazadores se negaron a que el muchacho los acompañara y Ojo de Águila decidió seguir al grupo de cazadores de incógnito.

Por la mañana siguió los pasos de los cazadores con sigilo. llevando alimentos, agua, abrigo y una afilada vara de arce como arma. Al caer la tarde, el grupo de cazadores llegó a las colinas para dar caza a los ciervos y prepararon una gran hoguera para so portar el frío y cocinar sus alimentos.

Ojo de Águila había olvidado llevar la yesca y el pedernal para poder prender el fuego, por lo que estaba muerto de frío y hambre. Quería ir al campamento pero el miedo a ser castigado por su desobediencia le hacía dudar. De repente, oyó rugir a un puma así que decidió salir corriendo hacia el campamento de los cazadores. Éstos se enfadaron por la desobediencia, dándole una tremenda paliza y riéndose del niño asustado.

Al día siguiente, el jefe del grupo le ordenó que se quedara a cuidar el campamento mientras ellos cazaban. El muchacho se quedó de mala gana y pasados unos minutos el joven abandonó el campamento. Comenzó a caminar y se desató una tormenta de nieve que trajo una densa niebla. Perdió el rumbo. Cuando cesaron las inclemencias, y sin saber dónde estaba, vio la silueta de un gran búfalo blanco -animal mágico y sagrado entre todas las tribus de pieles rojas-. El miedo se apoderó de él, pero armado de valor se acercó con cautela y la bestia le encaminó hacia su campamento. Una vez puesto a salvo, el búfalo desapareció entre la niebla.

Cuando llegó Ojo de Águila les narró su aventura pero no le tomaron en serio. Pero el jefe, que había viajado al sur, contó que existía un grupo enemigo que mataba y destrozaba todo lo que encontraba a su paso. Vestían armaduras, usaban sables, montaban a caballo y eran de piel blanca. Un frío invierno, el abuelo de Ojo de Águila y su familia huyeron de este enemigo, pero se perdieron sin los víveres necesarios para subsistir, por lo que el abuelo decidió cazar un animal para mitigar el hambre. Después de buscar y no encontrar ninguna presa, se percató de que había perdido el camino de regreso. Cansado y sin esperanza se le apareció el gran Búfalo Blanco, señalándole el camino de regreso a donde lo esperaba su familia. El jefe afirmó que Ojo de Águila sería el día de mañana uno de sus chamanes o un gran jefe.