LA DANZA DE LOS ESPÍRITUS

El más popular y extendido de todos los movimientos milenaristas fue el de la Danza de los Espíritus, que se originó entre los paiutes. Nunca fue un movimiento unificado, sino más bien una serie de cultos de revitalización bastante similares, derivados de una misma fuente. Uno de los rasgos comunes a todos ellos es una danza circular en la que los bailarines, en trance visionario, ven a sus familiares muertos.

En 1870, las enfermedades mataron a más de la décima parte de la población paiute. Poco después, en el valle de Fish Lake (en el actual estado de Utah), un wovoka o «médico del tiempo» -dotado de supuestos poderes sobre la lluvia, los temblores de tierra y otros fenómenos naturales- soñó que se le concedía el poder de hacer regresar a las almas de los fallecidos recientemente. Según su sueño, para conseguirlo había que pintarse y ejecutar danzas circulares. Este wovoka llegó a ser conocido como Wodziwob, la palabra paiute para designar a un anciano, un sanador o un médico. Cuando los participantes descansaban del baile, Wodziwob caía en un trance en el que aseguraba visitar a los difuntos, que le prometían regresar pronto junto a sus seres queridos. La fama de Wodziwob se extendió a California, la Gran Cuenca y la Meseta, gracias principalmente a la obra de Tavibo, otro médico del tiempo. Pero la Danza de los Espíritus paiute tuvo un brusco final en 1872, cuando Wodziwob declaró que había sido engañado por un maligno brujo-búho.

Las Danzas de los Espíritus fueron reintroducidas por el hijo de Tavibo, que también había recibido formación de médico del tiempo y acabó siendo conocido simplemente por este título: Wovoka.

Wovoka trabajó en un rancho mormón, recibió un nombre inglés -Jack Wilson- y aprendió nociones de cristianismo. El 1 de enero de 1889, durante una enfermedad, Wovoka cayó en un trance durante el cual aseguraba haber visitado el país de los muertos, donde Dios le había encargado que predicara la paz. Wovoka afirmaba que durante las danzas circulares los nativos podían ver a los difuntos y visitar el antiguo mundo de los indios tradicionales. Exhortó a los indios a no luchar e incluso les recomendó que adoptaran algunas costumbres blancas en aras de la paz.

Muchas comunidades de las praderas enviaron emisarios a Wovoka. Cada comunidad adaptaba su mensaje a sus propias necesidades. La versión lakota era más revolucionaria que su modelo, y tenía influencias cristianas. Según los lakotas, Wovoka era el hijo del Gran Espíritu, que se había levantado de entre los muertos después de morir a manos de los blancos. Con el tiempo, los blancos serían aniquilados por una nube de fuego, regresarían los difuntos y los bisontes, y daría comienzo un nuevo mundo. Igual que sucedía en otros pueblos, muchos lakotas vestían camisas especiales de la Danza de los Espíritus, creyendo que les protegían de las balas.

El ejército estadounidense aprovechó la difusión de la Danza de los Espíritus como excusa para desarmar a todas las comunidades de indios de las praderas. En diciembre de 1890, durante una de estas operaciones, en Wounded Knee (Dakota del Sur), las tropas mataron a 200 lakotas. Para los indios, Wounded Knee es un recordatorio de cómo los blancos acabaron con la Danza de los Espíritus y la cultura nativa en general.