COMPARTIR LA PIPA SAGRADA

Fuma la pipa sagrada constituye uno de los ritos más antiguos y extendidos entre los pueblos de las llanuras y de otras regiones. Compartir la pipa reafirma los vínculos que unen a la familia, la tribu y el universo, y la pipa misma, en muchos casos decorada con plumas y dibujos reflejo de los espíritus y visiones personales de su dueño, simboliza la creación.

El siguiente mito explica los orígenes de la pipa sagrada de los lakotas. A diferencia de la piedra sagrada, se cree que la pipa aún existe, y muy pocas personas no lakotas la han visto.

Una mañana, hace muchos inviernos, se acercó a dos cazadores lakotas una mujer bella y misteriosa, vestida de ante blanco y con un fardo a la espalda. Uno de los hombres la deseó y al instante quedó reducido a huesos. La mujer dijo: «Quiero hablar con tu jefe. Ve a verle y dile que prepare un tipi grande.» El cazador obedeció.

Al entrar en el tipi, la mujer entregó el fardo al jefe y dijo: «Soy la mujer Búfalo Blanco. Esto es sagrado, y ningún hombre impuro debe verlo. Con ello enviaréis vuestras voces a Wakan Tanka en los inviernos venideros.» Sacó del fardo una pipa y una piedrecita redonda y las puso en el suelo. Después, sujetando la pipa con el cañón hacia el cielo, añadió: «Con esta pipa sagrada caminaréis sobre la tierra, pues la tierra es vuestra abuela y vuestra madre, y es sagrada. La cazoleta de la pipa es de piedra roja y representa a la tierra. Grabado en la piedra hay un búfalo joven, que representa a todos los seres de cuatro patas. El cañón es de madera y representa todo lo que crece. Las doce plumas que cuelgan de la pipa pertenecen al Águila Moteada y representan a todos los seres del aire. Los siete círculos de la piedra representan los siete ritos en los que se empleará pipa.»

Tras hablar del primer rito, la mujer Búfalo Blanco anunció su partida y dijo que regresaría algún día, antes de lo cual serían revelados los demás ritos. Mientras se alejaba, se transformó primero en un joven búfalo rojo y pardo y después en un búfalo adulto negro. Inclinó la cabeza hacia los cuatro cuartos del universo y desapareció por la montaña.