TIERRA SAGRADA, ESPEJO DE LOS CIELOS

La tierra sagrada y el tiempo cíclico (casi siempre descrito como historia mítica) son dos temas principales del mito mesoamericano.

En las culturas maya, teotihuacana, zapoteca y mexica se encuentran deificaciones de la tierra, agua y cuerpos celestes. Al unir los ritmos de la naturaleza con los ciclos de la vida humana y las realidades de la vida cotidiana, económica y política, los pueblos mesoamericanos concibieron un paisaje impregnado de esencia espiritual y el poder de sus seres sobrenaturales siempre presentes.

Parte de esta visión del mundo surgió de ideas chamánicas panamerindias de transformación, pero otra parte era sólo mesoamericana.

La deidad suprema de los mexicas, Tezcatlipoca, "Señor del espejo humeante", es un buen ejemplo de ello. Omnipotente y omnipresente, Tezcatlipoca espiaba el mundo a través de su espejo mágico, hecho de obsidiana negra brillante extraída de la misma tierra volcánica. Caprichoso pero generoso, dador de regalos a la humanidad pero inhumanamente cruel, Tezcatlipoca veía los pensamientos más íntimos de sus súbditos.

Es muy característico que los mexicas se consideraran como esclavos de él y que su emperador fuera una manifestación viva del dios. Las complejidades de esta deidad ilustran la forma típica en que los pueblos mesoamericanos se veían a sí mismos en relación a los otros, a las fuerzas de la naturaleza y sobrenaturales.