MUNDOS MAYA

Los mayas creían en una sucesión de mundos anteriores a la creación del universo actual, y los dioses discutieron largamente sobre el material más adecuado para la carne humana. Las primeras personas eran de barro y fueron destruidas porque carecían de mente. La siguiente raza era de madera y también fue destruida (por un diluvio, o devorada por demonios), porque carecían de alma y se mostraron ingratos con sus creadores.

La última raza, los antepasados de los mayas, eran de maíz blanco y amarillo mezclados, y como estaban dotados de comprensión divina, los dioses decidieron «astillarles los ojos», de modo que sintieran el ardiente deseo de reproducirse.

Un mito maya habla del cortejo del sol a la luna. El sol se enamora de una tejedora, a quien trata de impresionar llevando un ciervo junto a su choza todos los días. Como el abuelo de la muchacha trata de impedir la relación, el sol se transforma en colibrí y revolotea entre las flores de tabaco del jardín de la muchacha, quien le pide a su abuelo que dispare contra el ave; después cuida al sol, que recupera la forma humana, y ella se convierte en la luna, tras lo cual se fugan.

Mientras los amantes huyen en una canoa, el dios de la lluvia les lanza un rayo. El sol se convierte en tortuga y la luna en cangrejo, pero muere a pesar de la transformación. Con la ayuda de unas libélulas, el sol deposita sus restos en trece troncos huecos y al cabo de trece días se abren doce troncos y quedan libres serpientes e insectos venenosos, que desde entonces viven en el mundo. En el decimotercero tronco se encuentra la luna; un ciervo lo pisa, abre una vagina con la pezuña y el sol le hace el amor a su esposa: el primer acto sexual.

Según cierta tradición, el sol y la luna son Transportados al cielo a consecuencia de la lujuria de la luna, y la luz del satélite es más débil que la solar porque el sol la dejó ciega de un ojo en castigo por su infidelidad.

En la escultura maya, el dios del maíz Ah Mun suele aparecer con una mazorca en la cabeza.