MITOS DE LAS TIERRAS BAJAS

Aunque los pueblos de las tierras bajas compartieron muchos elementos de su mitología con sus vecinos de las zonas altas, también se inspiraron en las selvas tropicales y ríos pantanosos de su entorno. Estas zonas tenían un exceso de agua en lugar de carestía, poseían una vegetación muy rica y numerosos alimentos de tipo vegetal y animal, así como bestias peligrosas. Su clima mostraba cambios muy fuertes, desde un sol abrasador hasta vientos huracanados y tormentas eléctricas, aguaceros tropicales e inundaciones.

La mitología y el arte de los mayas, y sobre todo sus historias acerca de la creación, englobaron estas fuerzas naturales en las sucesivas eras, tan típicas de la cosmogonía mesoamericana.

En el Popol Vuh de los maya quichés, Huracán fue uno de los dos dioses creadores que conformó el mundo y el poder de sus vientos huracanados llegó a voltearlo, acabando con la tercera era. La riqueza de la selva tropical y su vida animal es una característica de la primera era, tal como queda patente con la creación de hombres de madera en la tercera etapa. A diferencia de los pueblos de las zonas altas, multiétnicos, las zonas bajas mayas estaban pobladas sólo por gentes de lengua maya.

Una profunda unidad étnica constituye la base de otras afinidades mesoamericanas más amplias, confiriendo un carácter predominantemente maya a sus mitos épicos.