MITOS DE LAS TIERRAS ALTAS

En las tierras altas de Mesoamérica, los mitos reflejaban las realidades físicas y culturales de la vida más allá de las selvas tropicales. Sobre todo los mitos de creación estaban ligados a un paisaje cambiante e inestable cuyas lluvias eran impredecibles y cuyas rápidas inundaciones y actividad volcánica eran una continua amenaza para la vida civilizada

Estas realidades físicas desempeñaron una parte activa a la hora de comprender el mundo y también aparecían en mitos que englobaban este conocimiento. La tercera creación azteca se caracterizó por el fuego y fue destruida por lluvias torrenciales, una referencia a| -según creen diversas autoridades- a los efectos devastadores de las explosiones volcánicas. El nombre azteca glífico de la quinta creación -la era azteca propiamente dicha- era "Cuatro-Movimiento", lo que sugería un vínculo entre las poderosas fuerzas espirituales que animaban el universo y los temblores impredecibles de tierra que sacudían el valle de México.

En este entorno, el calor luchaba contra el frío, las lluvias contra la sequía y la abundancia contra el hambre: realidades personificadas como dioses del agua, del sol, y del destino impredecible en los mitos de creación. Las tierras altas de México en la época azteca eran un mosaico de pueblos, dinastías y tradiciones diferentes, la mayor parte de las cuales habían precedido al pueblo azteca. El mito azteca de las cinco creaciones puso a este pueblo en el centro, describiendo el pasado como una serie de fracasos y el presente como el regalo del dominio azteca, basado en sacrificios humanos sangrientos para alimentar a los dioses creadores del mundo.