LA FUNDACIÓN DE TENOCHTITLÁN

En el siglo XII, los antepasados de los aztecas emprendieron un viaje hacia I j el sur, parte de la migración generalizada que siguió a la caída del dominio tolteca.

Un mito semi-histórico cuenta las diversas etapas del periplo y la guía que les prestó Huitzilopochtli, a quien llevaban guardado en un fardo de medicinas. En los momentos críticos les daba consejos e instrucciones con voz aguda y temblorosa.

La suerte de los aztecas declinó cuando, tras 200 años de viaje, se vieron en medio de una isla pantanosa del lago Texcoco, sin fe ni objetivos. Observaron un águila posada sobre cactus que daba frutos rojos (símbolo del corazón humano). El ave era un emblema del sol, es decir, de Huitzilopochtli. El dios eligió ese momento para gritar a su pueblo: «¡Aquí será, mexicas!» Se refería al futuro emplazamiento de Tenochtitlán («lugar del fruto del cactus»).