Mitología

El término griego mizos, del que deriva el castellano mito, en principio significaba simplemente «palabra», «dicho» o «cuento». Sólo tras las obras del escritor griego Herodoto, del siglo IV a. C., sobre todo de su historia de la guerra entre griegos y persas, se estableció el concepto de hecho histórico en el pensamiento griego. Entonces, mizos adquirió el significado de «ficción» e incluso de «falsedad», en contraposición con logos, la «palabra de la verdad». A partir de entonces también empezó a reconocerse que el logos siempre tiene un autor identificable, que en las tradiciones judía, cristiana e islámica puede ser Dios mismo, mientras que el mizos llega hasta nosotros de forma anónima, de una fuente remota y de una época incalculable.

Teorías del mito

A pesar de la actitud despectiva de Herodoto hacia el mizos, las historias míticas han seguido cautivando la imaginación humana en el transcurso de los siglos, y filósofos y científicos han realizado numerosos esfuerzos para desentrañar el secreto de tan duradera atracción. En los inicios de la época moderna, el italiano Giambattista Vico sostiene en Scienza Nuova (La ciencia nueva), publicada en 1725, que los mitos no son versiones deformadas de las narraciones bíblicas, como se pensaba en la Europa de aquellos días, sino tentativas imaginativas de resolver los misterios de la vida y del universo, y que como tales podían compararse, en una etapa anterior del desarrollo humano, con las teorías científicas modernas.

Los teóricos posteriores trataron de encontrar una explicación única para la aparición de los mitos. Un famoso exponente de este enfoque fue el folclorista alemán del siglo XIX Friedrich Max Müller, quien sostenía que todos los mitos creados por los pueblos indoeuropeos tenían su origen en historias simbólicas o alegorías sobre fenómenos naturales como el sol, la luna, el cielo o el alba, recubiertos con personajes humanos. Presentaba como ejemplo el mito griego de Perséfone, una muchacha a la que raptó Hades, señor de los infiernos, pero a quien se permitía vivir en el mundo superior durante dos terceras partes del año, si bien tenía que regresar con Hades para pasar el invierno. Müller sugiere (punto que parece evidente en la actualidad) que esta historia simboliza en principio los cambios estacionales del invierno y el verano.

Otro teórico muy influyente fue el antropólogo británico J. G. Frazer, en cuya obra La rama dorada (1911-1915), publicada en 12 tomos, reunió relatos míticos del mundo entero, centrándose en la idea de que el bienestar de la sociedad dependía del de los reyes, a los que se sacrificaba ritualmente cuando eran demasiado viejos o estaban demasiado enfermos con el fin de dejar paso a unos sucesores más fuertes. En época más reciente, en 1979, Walter Burkert, folclorista alemán, ofreció una hipótesis similar, según la cual, los mitos de «chivo expiatorio» son reliquias de una primitiva experiencia humana supuestamente frecuente, la de tener que sacrificar a los miembros más débiles del grupo a los carnívoros que los perseguían para que los demás pudieran escapar.