Los agentes del cambio

En las tradiciones mitológicas de todas las culturas aparecen figuras heroicas que realizan hazañas extraordinarias cuando empieza a cimentarse la sociedad humana. Por lo general, pero no invariablemente, estos «héroes culturales» son varones, poseen dones sobrenaturales y pueden llegar a la categoría de dioses. El héroe cultural de la mitología griega, por ejemplo, es el titán Prometeo, que robó el fuego de los cielos para favorecer a la humanidad y fue cruelmente castigado por Zeus por su delito. Un típico relato de Oceanía habla de un héroe primordial llamado Sida, Sido, Sosom o Souw, que recorrió las comunidades de papúes de Nueva Guinea enseñándoles a hablar, llenó los mares de peces y les dio vegetales para que los cultivaran. Existe una relación entre el héroe cultural y una figura extendida por el mundo entero, la del embustero, que puede ser creativa (otra forma de héroe) o subversiva. Maliciosos, astutos y con sentido del humor, en muchos casos los embusteros poseen el don de pasar de animal a persona y viceversa.

Otro tipo importante de héroe es el que representa con forma humana Odiseo, cuyos periplos y encuentros con seres naturales empeñados en destruirlo se convirtieron en modelo de empuje, valor y resistencia viriles en un mundo hostil. En muchos relatos, el héroe protagonista recibe la ayuda de un poderoso protector:

Perseo cuenta con Atenea, Teseo con Poseidón. Las figuras heroicas asociadas con la fundación o la historia de una tribu o un estado han servido en numerosas ocasiones para fortalecer el sentimiento de identidad colectiva, y entre ellas destacan Eneas, Beowulf, Cuchulainn y Finn.

El tema del ingenio

Luchar mediante el engaño es un tema común en el embustero. En un relato de Oceanía, una muchacha unta con aceite de coco el tronco de un banano para impedir que un ogro suba por él para atraparla, pero éste la apresa imitando la voz de la hermana y se la traga. La hermana se coloca dos conchas de molusco debajo de la lengua y cada vez que el ogro le habla repite sus palabras una por una, burlonamente. Furioso, el ogro se la traga a ella también, lo que pretendía la muchacha. Las dos hermanas le cortan el vientre con las conchas y escapan.