Embusteros maléficos y benéficos

En las mitologías de Norteamérica, los héroes culturales suelen representarse como animales, al igual que las deidades creadoras. Según un relato de los indios cherokis, varias aves y serpientes intentan en vano obtener el fuego que los dioses ocultan en un sicomoro hueco en una isla, hasta que la Araña del Agua, figura femenina, logra coger un tizón de la hoguera y dárselo a la humanidad. En otro relato de los lakotas aparece una misteriosa heroína cultural que transmite a los humanos el complejo simbolismo de la pipa sagrada; después se transforma en búfalo negro y desaparece para siempre.

En la costa norteamericana del Pacífico se considera al cuervo descubridor del fuego. Este animal es, además, el embustero que vence a los enemigos de la humanidad, papel que en otras regiones del continente desempeñan el coyote, la liebre y la araña, y entre los indios planos una figura llamada el Anciano o el Anciano Coyote. Estos embusteros cósmicos cumplen una importante tarea: afirmar la libertad del espíritu humano. Luchan por el derecho de la humanidad a asumir el papel, semejante al de los dioses, de rehacer el mundo, aunque la tentativa conlleve una tendencia a errores ridículos y en ocasiones catastróficos.

El potencial ambiguo del embustero se pone de manifiesto en numerosos mitos de Oceanía. Maui, por ejemplo, fracasa al intentar penetrar en la diosa dormida de los infiernos para dominar la muerte: el ave que acompaña a Maui en su empresa estalla en carcajadas ante la cómica situación y despierta a la diosa, que mata al intruso.

A diferencia de estos transformistas y bromistas cósmicos, los embusteros animales personalizados del folclore africano (la liebre, la araña y la tortuga, por ejemplo) hacen alarde en muchos casos de sus facultades de inventiva, por lo general con éxito, con el fin de molestar y confundir a los ricos y poderosos de sus sociedades imaginarias y subvertir el orden social, no el cósmico.

En África, la tarea de subversión suele recaer sobre el dios embustero más conocido, Eshu o Elegba, equivalente del Loki de la mitología noruega y de Kitsune, el que cambia de forma, en la japonesa. Eshu es un bromista al que le encanta frustrar la voluntad de dioses y humanos. En el panteón griego este tipo está representado por Hermes, tramposo, mentiroso y ladrón quien, al igual que Eshu, es también emisario de los dioses.