KRISHNA

Dotado de una belleza excepcional, su exquisita piel azul ejerce un irresistible atractivo entre las mujeres.

Se dice que a los once años ya era amante de cientos de ellas, y que de mayor llegó a poseer 18.000 concubinas.

El libro más sagrado de los hindúes, el Bhagavad Cita, que constituye el libro sexto del Mahabharata, nos narra la vida del dios Krishna. El Mahabharata fue redactado en sánscrito por los arios, indoeuropeos invasores de India entre el 1500 y el 1250 a. de C., y se conserva íntegramente en una versión que data del siglo II a. de C. y que consta de 90.000 versículos.

KRISHNA, OCTAVA REENCARNACIÓN DE VISNÚ EN LA TIERRA

India

El príncipe Yudhishthira no entendía por qué había sido elegido entre sus hermanos para ser monarca. Se sentía inseguro de sus capacidades y preguntó a su hermano el pequeño, Krishna. Éste no le explicó los motivos pero le dijo que no se preocupara pues él mismo le ayudaría en el futuro a salir victorioso de los problemas de su reinado pues podía ver el futuro.

Finalmente, el príncipe aceptó el cargo de rey. Envió correos a todas las regiones de India informando de su decisión para que todo el mundo lo conociese y viese la ceremonia de coro nación, en la que su abuelo Bhisma debía rociar la cabeza del nuevo rey con agua sagrada. El abuelo sorprendió a todos rociando primero la cabeza de Krishna, pues encarnaba la presencia de los dioses.

Shishupala se enfadó por este gesto de deferencia hacia Krishna y propuso a otra persona para el cargo de monarca. En medio de la polémica, Krishna se durmió profundamente y el viejo Bhisma contó la historia de Shishupala, el que al nacer presentaba tres ojos y cuatro brazos. Sus padres querían abandonar al bebé deforme, pero una voz les habló desde el cielo para decir les que llegaría un día en que esa criatura moriría en manos de alguien que todavía no había nacido, pero que llevaría una vida feliz pues alguien lo cogería y, al hacerlo, haría desaparecer el tercer ojo y los brazos que le sobraban. También les dijo que esa misma persona le daría la muerte. Se trata del príncipe Krishna. La madre, cuando supo esto, pidió clemencia y Krishna le con testó: «Si cien veces me ofendiera, cien veces le perdonaría».

Tras el relato, Shishupala se enojó aún más y siguió difaman do a Bhisma, despertando a Krishna. Este le cortó la cabeza con un disco de fuego y Shishupala, antes de morir, rindió homenaje a su verdugo. Había sido su pecado centésimo primero.