EL LINGA SIVA

El linga (falo) es venerado como la forma encarnada de Siva y es una vivida representación de la naturaleza dual del dios. Aunque es el dios de los ascetas, la renuncia y el yoga, Siva es principalmente adorado como el falo, un símbolo de erotismo y energía sexual.

El linga Siva está siempre erecto porque está rebosante de creatividad potencial: Siva nunca otorga, sino que retiene su semen.

Incluso antes del surgimiento pleno del movimiento tántrico, que usaba la imaginería sexual para representar la unión de los opuestos, el linga era representado surgiendo del yoni, un símbolo de la vulva o energía femenina. El linga y el yoni denotan la unión de macho y hembra, cielo y tierra, y son poderosas representaciones de la totalidad de la existencia.

En el compendio de leyendas conocido como el Linga Purana, un gurú explica el culto del linga Siva contando un conocido mito que ocurrió hace mucho tiempo, cuando el universo estaba sumergido en la oscuridad y el mundo inundado por las aguas. Visnú y Brahma estaban discutiendo, pretendiendo ser cada uno de ellos el más grande de los dioses, cuando de pronto un gran pilar de fuego apareció en las aguas: era tan alto que parecía no tener fin.

Los dos dioses se pusieron a discutir acerca de la altura y profundidad del pilar. Visnú tomó la forma de un jabalí y se sumergió en el agua, mientras que Brahma se convirtió en un cisne y voló todo lo alto que pudo. Ambos regresaron asombrados, pues no habían podido encontrar los extremos del pilar. Entonces apareció Siva y explicó que el flameante pilar era la forma cósmica del linga, el símbolo terrenal de su poder encarnado.

Una leyenda bastante diferente que describe el origen del linga Siva nos habla de un grupo de sabios que estaban practicando el ascetismo en la selva sin comprender bien la grandeza de Siva. Para castigarlos, Siva apareció como un yogui desnudo, sucio a causa de la práctica de la austeridad, y sedujo a las esposas de los sabios. Furiosos, los ascetas le castraron, pero, en el momento en que su linga cayó a tierra, el universo quedó sumido en las tinieblas. Los sabios se dieron cuenta de su error y rogaron a Siva que devolviese la luz al mundo. El aceptó, con la condición de que a partir de entonces, los sabios le adorasen con la forma del linga.